El presenciar y experimentar la desigualdad, la exclusion, la indiferencia y el maltrato social dia tras dia es una realidad en extremo violenta, que puede provocar efectos adversos en la conducta y y el bienestar del hombre.
la imagen personal es un ejemplo arto evidente. Las mujeres, en su tendencia parasitaria, se copian de los hombres y en el caso de la imagen personal es evidente que las mujeres han adoptado formas de vestir que en el pasado eran masculinas y que abora restan proscritas para los hombres (botas altas, pantalones, tacones, abrigos). Tal desigualdad genera una sensacion de violencia e intransigencia en los chicos, que tienen que reprimirse para dar cabida a la mujer, aunque esta tenga un pesimo gusto al vestir, como en tantas otras facetas.
Las chicas son una suerte de parodia edulcorada de varon. Han adoptado lo peor y carecen de lo mejor. Se han vuelto seres desagradables y despreciables porque ya no media ningun engaño acerca de lo que realmente son las mujeres: sexistas, misandricas, torpes y necias parasitas.
Y como en el vestir, como en tantas otras facetas, se revela la autentica realidad: las mujeres siempre han sido unas privilegiadas, a las que se les ha consentido todo, que siempre han vivido del cuento, acosta del varon. De copiar y de recibir lo mejor de la fertilidad de los hombres, al mismo tiempo que la perjudica.