dimecres, 18 de març del 2015

degeneras

soy triste,
gorda y pestosa
soy una arruinada forma de vida. frustrada y resentida.

no soy un buen ejemplo de nada.
aun asi los niños están bajo mi custodia. y soy un desastre.
aunque me esfuerze en compensar con mi mejor imagen
soy muy patosa, soy corta de miras.
intransigente y déspota. desprecio porque me sirvo de los demás para ser una mantenida.

nadie me ha exigido nunca que crezca, para que ? ya crecerán otros por mi.
tu sabes quien soy. asi puedo ser una niña egocentrica irresponsable toda mi vida. muchas gracias, eres un sol. tu mejor trabaja. trabaja para mantenerme, pues aunque no tengo nada, tu necesidad soy yo, gracias a tu madre. y a la madre de tu madre, y a la hija de tu hija.

siempre exijo todos los derechos, aunque siempre he tenido menos obligaciones, pocas sujeciones. trabajo menos y cobro lo mismo.

 soy una parasita egocéntrica. solo me interesa una cosa: sobrevivir.
por eso soy de pésima calidad y soy una arrugada figura sin elegancia ni belleza alguna.

no he evolucionado.
desde hace miles de años, no he cambiado nada. siempre he sido una privilegiada porque los demás me atribuyen cosas que no soy ni tengo, ni doy.

me gusta provocar, soy inoportuna, la nota discordante.
me gusta, con mi torpeza, amargar la vida a todo el mundo, porque soy una amargada.
espero que me lo den todo sin hacer nada.

soy fea, tacaña, nunca perdono, nunca doy nada gratis. para eso estas tu.
soy algo miserable, la verdad.
pero mientras me necesites, aunque no tengo belleza ni ternura alguna, te parecere hermosa, porque siempre te hemos subestimado, ignorado y maltratado, tu madre y yo.

y me daras todo lo que no tengo: dinero, amor, salud. porque me ibas a dar lo que ya tengo?

y que tengo yo?
nada, soy consumista.
para que sirvo yo? para nada. es a mi a quien sirven.
no tengo vida, me la regalan.

crezco rápido, no hay mucho que madurar. y toda la vida me la paso luchando contra el desastre que soy. porque mi cuerpo menstrua y me destruyo por dentro. siempre estoy en decadencia.

soy triste, pobre, primitiva. soy provinciana, rancia y conservadora, menopausica, y nunca cambiare.
me estoy quedando obsoleta.

odio y miedo

Este texto fue leído por su propio autor (oscar guasch) en el Encuentro de Hombres por la Igualdad que tuvo lugar en Sant Boi de Llobregat (Barcelona), en Noviembre.

(...)

Para empezar, podemos afirmar que existen dos clases de homofobia.

Por un lado está la homofobia simple; y por otro está la homofobia compleja.

La primera, la homofobia simple, es fácil de definir.

La homofobia simple utiliza la orientación sexual para insultar e injuriar a los hombres que tenemos sexo con otros hombres.

La homofobia simple afecta sobre todo a los homosexuales y a los gays.

Y eso sucede porque la sociedad, todavía hoy en día, sigue soportando muy mal que los hombres nos toqueteemos entre nosotros.

Si, ya lo se: el matrimonio gay existe y eso da legitimidad al cariño y al sexo entre los hombres.¿Pero cuántos hombres ven besándose por las aceras?

¿Cuántos hombres no musulmanes ven paseando agarrados de la mano? ¿A cuántos hombres no futbolistas ven mostrando en público su afecto?

Pues pocos. Hay muy pocos hombres que se atrevan a hacerlo. Todavía hoy, por mucha igualdad legal que pueda existir, el odio y el miedo a los homosexuales sigue presente socialmente. Hablo de odio y hablo de miedo.

Vale la pena recordar que hace poco en Barcelona mataron a un gay, precisamente, quienes tenían que protejerlo.

Seguramente jamás será probado pero, en mi opinión, lo mataron por ser homosexual.

También es la homofobia quien ha matado al chico italiano de quince años que hace dos semanas saltó por la ventana porque nadie entendia por lo que estaba pasando. ¡Qué solo que debía estar ese chaval!

Y hace menos de un mes, un matrimonio de hombres que paseaban cogidos de la mano por tierras de Castilla fue agredido al grito de ”maricones, maricones”. Por cierto, la policia escribe en su informe que fue un acto de gamberros, pero que la homofobia no tuvo nada que ver en ello. Vaya. Tiene razón Michel Kimmel cuando dice que el género es invisible para los hombres.

Ahora podemos añadir, además, que la homofobia es invisible para las policias del Estado Español. En fin...

El caso es que todos los homosexuales sabemos que podemos ser maltratados o insultados por serlo. Como escribe Daniel Borrillo en su libro sobre la homofobia simple: un homosexual es alguien que, antes de saber que es homosexual, ya sabe que puede ser injuriado por serlo.

Esta forma de homofobia, la simple, la que afecta sobre todo a homosexuales y a gays, adquiere muchas formas.

Está la homofobia clínica: la homofobia clínica está formada por un conjunto de estupideces científicas que se repiten una y otra vez sobre las causas y los orígenes de la homosexualidad.

También está la homofobia liberal: la homofobia liberal es una clase de homofobia que defiende que el amor entre hombres es una cuestión privada y que no tenemos por qué enseñar ni mostrar.

La homofobia liberal insiste en que no es preciso ir explicando la propia orientación sexual.

Según la homofobia liberal, esto de salir del armario no es más que un capricho homosexual que tiene un fuerte componente exhibicionista.

¿Cómo? ¿Que el amor entre hombres es una acto privado? ¿Que esto de salir del armario es un capricho exhibicionista? Pero oigan: si salimos del armario es porque alguien nos ha metido dentro. Claro que queremos salir del armario: el armario es un lugar frio, oscuro, y sin colores.

Metánse ustedes dentro y verán. Metánse, metánse en el armario y verán lo que es la epistemología del secreto, de la vergüenza, del autoodio, y del miedo.

Bueno. Les estoy hablando de la homofobia simple. Les estoy hablando de la homofobia que afecta sobre todo a homosexuales y a gays.

La homofobia simple a veces se presenta como homofobia clínica y otras veces se presenta como homofobia liberal. Pero seguramente la forma más terrible de homofobia simple es el auto-odio interiorizado por muchos homosexuales y gays. La homofobia interiorizada es, quizás, la forma de homofobia más dañina y también la más complicada de detectar. Algunos homosexuales nos hemos odiado por serlo. Pero lo que es peor: algunos, demasiados en mi opinión, siguen odiándose a si mismos sin saberlo.

La homofobia interiorizada hace que los homosexuales critiquen el estilo de vida de sus iguales. Cuando un homosexual les diga que hay demasiados maricas desnudos en las carrozas del orgullo gay, no lo duden, ese homosexual se sigue odiando a si mismo y también proyecta ese odio hacia los demàs.

Cuando un homosexual les diga que él no es promiscuo como toda esa gente del ambiente, no lo duden ese homosexual se sigue odiando a si mismo y también proyecta su homofobia odiosa hacia los demàs. Bueno, como ven ustedes, la homofobia simple, la que afecta sobre todo a homosexuales y a gays, es un problema social grave que no podemos menospreciar.

Pero bueno, que sea homofobia simple, no significa que no te pueda matar.

La homofobia mata. La homofobia es una forma de violéncia de genero que tenemos que empezar a denunciar desde ya. Bien.

Además de la homofobia simple está la homofobia compleja. La homofobia compleja es una clase de homofobia, sutil e invisible, que afecta a todos los hombres, sea cual sea su opción sexual. La homofobia compleja se basa en el temor de los hombres a perder su hombría y su masculinidad. La homofobia compleja se basa en el miedo de los hombres a perder el estatus social que les otorga la masculinidad.

La antropologa feminista, Dolores Juliano, explica que la palabra “puta” sirve para mucho más que para ofender a las trabajadoras sexuales. Dolores Julilano explica que la palabra “puta” sirve para amenazar al conjunto de las mujeres diciéndoles: “Ten cuidado: si traspasas ciertas fronteras de género te llamaremos puta y te trataremos en tanto que tal”.

Según esta antropologa, el insulto de “puta” se usa para castigar a las mujeres que van más allá de lo que la sociedad ha previsto como permitido para ellas. En ese sentido, el insulto, la injuria, la palabra “puta”, actúa como una suerte de polícia de género que busca reforzar las fronteras de lo prohibido en las mujeres. Pues bien: lo mismo sucede con la palabra “marica”.

La palabra “marica” se usa contra los homosexuales, es cierto. Pero el insulto “marica” se utiliza también contra quienes no dan la talla como hombres.

“Marica”, lo es el calzonazos que quiere a su mujer, y que decide no traicionarla acostándose con otras para sentirse más hombre. “Marica” lo es también el chico heterosexual afeminado. “Marica” es el gordito que, en la clase de deportes, siempre llega el último y resoplando. “Marica” lo es el cobarde y también lo es el miedoso. En definitiva: “marica” lo es cualquiera que no dé la talla como hombre. Y es que el insulto de “marica” se usa para degradar la masculinidad de los hombres y ubicarlos, de ese modo, en un espacio de género idéntico al que ocupan las mujeres.

Y, vale la pena que les recuerde, que muy pocos hombres soportamos que nos traten como si fueramos mujeres. Así que, ante la amenaza de la homofobia compleja, los hombres intentamos probar continuamente que no somos unas nenazas. Para que no nos degraden, para que no nos traten de “maricas”, escondemos nuestra vulnerabilidad y pretendemos hacernos los héroes. Es por eso que algunos creemos que “ser macho mata”.

“Ser macho”, “ir de macho” “hacerse el macho” es una actividad tanto estresante como interminable que acaba por afectar nuestro estado de salud.
Pero la salud de los hombres parece que importa poco. Desde luego, la salud de los hombres importa poco a algunos hombres para quienes la masculinidad constituye un bien tan preciado que no les importa arriesgar su integridad física por defenderla. ¡Qué absurdo! ¿Verdad?

En resúmen, la homofobia, sea en su forma simple o compleja, conforma un grave problema social. Y los problemas sociales merecen respuestas políticas para combatirlos.

La principal respuesta que se ha dado a la homofobia, sobre todo a la homofobia simple, procede del movimiento gay.

Poco a poco, y gracias al movimiento gay, el odio a los homosexuales se ha convertido en algo bastante garrulo que ya solo los muy casposos se atreven a defender (al menos en público). En estos momentos España se han convertido en una suerte de isla que oscila entre el respeto y la tolerancia hacia la homosexualidad. Pero no podemos olvidar que existen Rusia, México, o Irán. La homofobia y el odio, y el asesinato de homosexuales en el mundo siguen siendo algo demasiado común.

Pero aún asi, pese a todo, la ventaja que tenemos con la homofobia simple es su visibilidad. Es tan obvio y es tan anti-democrático negar el respeto que se debe hacia los demás, que la denuncia y la critica de la homofobia simple resulta socialmente posible e incluso electoralmente rentable.

La visibilidad de la homofobia simple ha favorecido la estrategia de resistencia que desarrolla el movimiento gay. Mientras que, el problema de la homofobia compleja estriba, precisamente, en su invisibilidad. La homofobia compleja forma parte del núcleo identitario masculino de nuestra sociedad. La homofobia compleja entendida como la necesidad de defender, cueste lo que cueste, los supuestos "privilegios" de genero que otorga la masculinidad, es algo que los hombres hemos interiorizado plenamente. Y lo hemos interiorizado tanto que no somos conscientes de ello.

La homofobia compleja es invisible porque a los hombres nos parece lo más lógico y normal enfadarnos cuando nuestro género es cuestionado. Los hombres no soportamos ser tratados ni como mujeres ni como maricas. Los hombres no nos permitimos ser miedosos, calzonazos o cobardes.

En resúmen: la homofobia compleja no es más que la manera con que los hombres intentamos defendernos de nuestras inseguridades de género. La masculinidad es algo tan frágil que la homofobia compleja constituye su mejor defensa. Y ahí radica precisamente el problema.

El movimiento gay se ocupa de la homofobia simple. Pero nadie (o casi nadie) se ocupa de la homofobia compleja. O, al menos, nadie se ocupa de la denunciar la homofobia compleja como debiera hacerlo una sociedad que crea en la igualdad de género. Por eso la lucha y la denuncia contra la homofobia compleja resulta tan complicada.


La homofobia compleja se adquiere sutilmente a través del currículum oculto, y por eso la mayoría de los hombres ni saben que existe ni imaginan tampoco que pueda afectarles.Casi todos los hombre entienden que meterse con los homosexuales está mal y que es muy poco moderno. Pero, incluso los hombres más predispuestos al cambio social, acaban confundiendo la homofobia simple con la compleja. Les pondré un ejemplo.

Hará un par de meses, di una charla parecida a esta para gente del 15-M de l'Hospitalet, la segunda ciudad de Cataluña. Pues bien: al final de la charla un joven de unos 30 levantó la mano para decirme: “yo no quiero ser homofobo, a mi ya me gustaría tener sexo con hombres, pero es que no puedo, ya lo he intentado y no puedo”. No, no, no. No es ese el objetivo de mi charla, le dije.

No se trata de hacer sexo con otros hombres; se trata de ser amoroso con todas las personas incluyendo a los hombres. También se trata de ser amoroso con uno mismo y asumir la propia fragilidad. Como pueden ver: hacer visible la homofobia compleja requiere insistencia.

Mi opinión es que el primer objetivo de la resistencia ante la homofobia compleja es hacerla visible. No podemos combatir aquello que no hemos detectado. Asi que, en mi opinión, insisito, lo primero es visibilizar y mostra a la luz la homofobia compleja. Y luego, se pueden hacer muchas cosas.

Seguramente necesitamos capacidad de observación y de autocrítica. Seguramente también es necesario que los hombres nos tomemos menos en serio. Seguramente también podemos aprender de la ironia y del fino sentido del humor con que muchos homosexuales se contemplan a si mismos.

Podemos utilizar la autoparodia, el cabaret y el carnaval para ir cuestionando nuestro género.

Si como explica Erving Goffman, el género es teatro y actuación entonces, nosotros como hombres, tenemos el poder de elegir entre el drama y la comedia. En mi caso, mi experiencia con la comedia ha sido fascinante. Desde luego, no tengo ningún inconveniente en admitir que, como Carmen de Mairena, soy amante por detrás y por delante.

Bueno. Ya voy terminando.

Como les decia, sabemos que tenemos que hacer frente a dos formas de homofobia. Sabemos que existe la homofobia simple, que es muy visible y que afecta sobre todo a homosexuales y a gays. Y sabemos que está la homofobia compleja, que afecta a todos los hombres sea cual sea su opción sexual. Para denunciar la homofobia simple tenemos el movimiento gay que ha hecho y está haciendo un excelente trabajo al respecto. Pero todavia no ponemos bastante energia en denunciar la homofobia compleja.

En mi caso, renunciar a ser un hombre de verdad me ha liberado. Renunciar. Dejar de preocuparme por ser hombre. Esa ha sido mi experiencia. Siento que la renuncia me ha liberado. Ya no pretendo ser un hombre mejor: es que me da lo mismo ser o no ser un hombre.

Bueno, hasta aquí todo lo que quería contarles. Pero antes de terminar queria plantearles el test de la homofobia compleja. Es un test íntimo que les permitirá medir el grado de homofobia compleja que padecen. Imaginen que son padres de un niño y de una nina de edades semejantes. Es carnaval y van a buscar a sus hijos a la guarderia. Es carnaval y las monitoras han disfrazado a todo el mundo. Sale la niña vestida de Piratas del Caribe. Con un bigote pintado y con un parche en el ojo derecho. ¡Que mona! ¡Qué bonita! Y van ustedes, los padres y las madres y le hacen una foto.

Ahora sale el niño vestido de bailalrina, con un tutú rosa, y con una diadema de bisuteria en la frente. La respuesta emocional que dan a esa imagen de su hijo travestido revela la homofobia que padecen. En nuestra sociedad las niñas pueden representarse como quieren. Pero, en esta sociedad, a los hombres, ya desde niños, se nos prohíbe imaginarnos diferentes.

Muchísimas gracias por su atención.