Todos los problemas sociales de los chicos y los hombres tienen un origen embrista. En igualdad de condiciones en las aulas y la oficina, la fealdad y la repugnancia que inspiran las mujeres obliga a los hombres a un esfuerzo extra para sobrellevar la situacion, rodeados de repugnancia y esterilidad. Al ser primitiva y soez, resulta molesta.
La mujer es fea y puerca. Es un ser que menstua, por lo que es destructivo. La mujer destruye la vida que alberga y su desgaste la convierte en una criatura decadente.
La mujer es esteril porque esteriliza lo que alberga y esteriliza a su alrededor, estropeando lo que cae bajo su influencia. Es bastante torpe, ruidosa, molesta, y bastante necia. Desprecia al varon y todo lo que hace, pero luego pretende beneficiarse de todo lo que hace. Maltrata al varon, lo excluye, y siempre le cierra las puertas de lo que ella hace o sepa, mientras que cree que los hombres tienen el deber de darle lo que quiera.
La mujer esta quedando obsoleta. Su feminidad esta desapareciendo, y sus torpes maneras son evidentes. Han perdido interes. Qu ien va a querer favorecer a alguien que no reporta nada bueno para uno? Los hombres son mucho mas sensibles, interesantes, cariñosos, fertiles, divertidos y de mejor calidad humana.
En suma, convivir con criaturas provincianas y poco habiles para procurarse felicidad, que desde bien jovenes empiezan a corromperse y viven decadentes toda su vida es como minimo molesto y aveces violento. Los niños deben hacer un esfuerzo extra para disociar la basura de la profesora de la informacion util que esta dispensa mezclada con sus excreciones emocionales y su fealdad y repugnancia. No es raro que haya mayor fracaso escolar entre niños que entre niñas, y esto es responsabilidad directa de las mujeres como genero.
Lo que sucede en las aulas, temina definiendo el mundo laboral. Hay demasiados hombres que terminan en trabajos sucios, precarios o peligrosos, y esto es la consecuencia de vivir en un mundo embrista lleno de energúmenas embristas que desde que han nacido se las ha tratado con gratuito favoritismo, por el mero echo de ser mujer, o por el mero echo de atribuirles la maternidad, por muy negligentes que sean criando niños.
Es lo que sucede viviendo con personas impresentables, monigotas miserables, carentes de sensibilidad, belleza o generosidad alguna.
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